Centro Holística Hayden

Escuela de Autoconocimiento personal y espiritual

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30 de enero de 2011

Atraviesa el océano

La Kabbalah nos enseña que todas las destrucciones –incluida la guerra y la violencia física, así como muchos fenómenos naturales convertidos en desastres– ocurren por una razón: el odio de los humanos hacia su prójimo. Si albergamos odio o animosidad los unos hacia los otros, traemos destrucción a nuestras almas y al mundo en general. Esto significa que aunque muchos de nosotros queremos cambiar al mundo, primero debemos cambiar nosotros mismos.

Mi padre, el Rav Berg, dijo una vez: “Si no somos capaces de vivir pacíficamente los unos con los otros, ¿cómo podemos pensar que es posible hacer la paz entre árabes e israelíes?”.
Creo que el desafío que mi padre nos presenta es claro: si queremos que la situación en Oriente Medio cambie, debemos incrementar nuestros esfuerzos y tratar a las personas con dignidad. Esto significa que necesitamos encontrar una forma de amar a la persona que está sentada a nuestro lado, aunque esté muy desquiciada. Significa que debemos sonreír a la mujer que nos adelanta bruscamente, en lugar de enseñarle el dedo. Significa que si no tenemos nada agradable que decir, entonces es mejor que no digamos nada.

Sé que esto parece un mensaje bastante fuerte, pero debemos recordar que el conflicto y la guerra que existen entre las naciones empiezan con la fricción y la desunión entre los individuos. Una nación en guerra es meramente el efecto de una oscuridad espiritual nacida de la intolerancia entre los individuos que forman esa nación. Mientras que dos hermanos sigan encontrando razones para faltarse al respeto, y dos amigos encuentren maneras de faltarse el uno al otro, entonces dos naciones inventarán motivos para enzarzarse en una batalla sangrienta.

Tal como escribió Rav Áshlag:

Por ejemplo, cuando dos personas se odian, decimos que están tan distantes la una de la otra como el Este y el Oeste. Y si se aman entre ellas, decimos que se funden y se unen en un solo cuerpo. Y esto no se refiere a su distancia física, sino más bien a su similitud (afinidad) de forma o diferencia de forma. Porque cuando dos personas se aman, es porque tienen una similitud o afinidad de forma. Cuando una persona ama todo lo que su amigo ama y odia todo lo que su amigo odia, esto les hace unirse y fundirse el uno con el otro y amarse el uno al otro. Pero si hay diferencia de forma entre ellos, es decir, si uno ama algo aunque su amigo lo odie, el nivel de esta diferencia hace que se odien entre ellos y los separa y distancia a uno del otro.
La paz empieza con el individuo en el espejo. La paz se mantiene cuando ese individuo extiende su tolerancia a su prójimo.

Llévate bien hoy. El mundo depende de eso.

Todo lo mejor, Yehuda

Secuencia de los 72 Nombres


Así como la luz de una bombilla ahuyenta la oscuridad en una habitación, un conflicto en toda escala, –entre personas discutiendo por un lugar para estacionarse o entre naciones discutiendo sobre un campo petrolero– es traído a un final pacífico a través de la Luz de este Nombre.

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