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13 de agosto de 2017

El Dinero – Parte 4

Un método de distribución
Una expresión del amor desinteresado
Una recopilación de los Libros Azules del Maestro Tibetano Djwhal Khul

El Capital y El Trabajo
Ante todo debe reconocerse que la causa de la inquietud mundial, de las guerras que han destrozado a la humanidad y de la miseria que se ha extendido por todo el planeta, puede atribuirse en gran parte a un grupo de hombres egoístas que, con fines materialistas ha explotado durante siglos a las masas, y ha aprovechado el trabajo humano para sus propios fines egoístas. Desde los señores feudales de Europa y de
Gran Bretaña, en la Edad Media, pasando por los poderosos grupos comerciales de la era Victoriana, hasta ese puñado de capitalistas -nacionales e internacionales- que hoy controla los recursos del mundo, ha surgido el sistema capitalista que ha destrozado al mundo. Este grupo de capitalistas monopoliza y explota los recursos del mundo y los productos necesarios para vivir en forma civilizada, y lo ha podido hacer porque posee y controla la riqueza del mundo, y la retiene en sus manos mediante manejos entrelazados. Ellos hicieron posible la vasta división entre los muy ricos y los muy pobres; aman el dinero y el poder que el dinero da; apoyaron a gobiernos políticos; controlaron al electorado; hicieron posible los objetivos estrechos y nacionalistas de políticos egoístas; financiaron los negociados mundiales; controlaron el petróleo, el carbón, la fuerza motriz, la luz y los transportes, y pública o anónimamente el movimiento bancario del mundo.

El Capital
La responsabilidad de la gran miseria que prevalece hoy en todos los países del mundo corresponde principalmente a ciertos grupos interrelacionados de hombres de negocios, banqueros, ejecutivos de cárteles internacionales, consorcios, monopolios y organizaciones, y a directivos de grandes corporaciones multinacionales, que sólo buscan su propio beneficio o el de la corporación. No les interesa beneficiar al público, excepto en lo que respecta a la demanda pública por mejores condiciones de vida, lo cual les permitirá, bajo la Ley de Oferta y Demanda, proveer productos, transportes, luz y fuerza, que a la larga redundarán en mayores beneficios.

Las características de los métodos empleados por tales grupos son: la explotación del potencial humano, el manipuleo de los principales recursos planetarios y la promoción de la guerra para beneficio comercial y personal.

En todas las naciones existen tales hombres y organizaciones responsables del sistema capitalista. Las ramificaciones de sus negocios y el aferramiento financiero sobre la humanidad, existían antes de la guerra; estaban activos en todos los países, y aunque durante la guerra se han mantenido ocultos, aún existen. Forman un grupo internacional estrechamente interrelacionado; trabajan en completa unidad de ideas e intención y se conocen y comprenden mutuamente. Estos hombres pertenecían a las Naciones Aliadas y a las Potencias del Eje; trabajaban juntos antes y durante todo el periodo de la guerra, mediante consorcios entrelazados, bajo nombres falsos y a través de organizaciones encubiertas, siendo ayudados por las naciones neutrales que pensaban como ellos. A pesar del desastre que trajeron al mundo, están organizándose nuevamente, renovando sus métodos y no han cambiado sus objetivos, ni se interrumpieron sus relaciones internacionales.
Constituyen hoy la mayor amenaza que enfrenta al género humano; controlan la política, compran a los hombres prominentes de cualquier nación; aseguran el silencio mediante amenazas, dinero y temor; amasan riquezas y compran una popularidad espuria por medio de empresas filantrópicas; sus familiares llevan una vida cómoda y fácil y no saben lo que significa trabajar como Dios manda; se rodean de belleza, lujo y posesiones, y cierran los ojos a la pobreza, la desdicha, la indigencia, la desnutrición y a la sordidez de la vida de millones de seres;  contribuyen en las obras de caridad y en la Iglesia, a fin de tranquilizar su conciencia y evitar el impuesto a los réditos; proporcionan trabajo a muchos millares de hombres, pero les dan un salario tan exiguo que les imposibilita disfrutar de las verdaderas comodidades, del descanso, la cultura y los viajes.

Esto es una terrible acusación. Sin embargo se pueden comprobar miles de casos; tal situación está gestando una revolución y un creciente espíritu de inquietud. Los pueblos despiertan y se agitan, y está amaneciendo un nuevo día. Pero se inicia ahora una guerra entre los adinerados egoístas y las masas humanas que exigen juego limpio y adecuada participación en las riquezas mundiales.

Sin embargo, existen aquellos que dentro del sistema capitalista son conscientes del peligro que enfrentan los intereses monetarios y cuya tendencia natural es pensar con criterio más amplio y humanitario. Estos hombres forman dos grupos importantes:
Primero, los que son verdaderos humanitarios, buscan el bien de sus semejantes y no desean explotar a las masas ni beneficiarse con la miseria ajena. Han alcanzado posiciones de poder y de influencia, y gracias a su capacidad, o por haber heredado posiciones financieras no pueden eludir la responsabilidad de manejar los millones puestos en sus manos. Frecuentemente se ven entorpecidos por los socios de la empresa y están sujetos a reglamentos, debido al sentido de responsabilidad hacia sus accionistas, porque comprenden que a pesar de lo que hagan, luchen o renuncien, la situación permanecerá igual. Esta tarea es demasiado pesada para un solo individuo, de allí su impotencia. Son nobles y justos, honrados y bondadosos, sencillos en sus modos de vivir, poseen un exacto sentido de los valores, pero muy poco pueden hacer en forma decisiva.

Segundo, los que son suficientemente hábiles para interpretar los acontecimientos de la época y comprender que el sistema capitalista no puede continuar indefinidamente ante la creciente demanda de la humanidad y el constante surgimiento de los valores espirituales. En consecuencia, comienzan a cambiar sus métodos, a universalizar sus negocios y a instituir cooperativas para sus empleados. Su egoísmo inherente los impulsa a introducir cambios, y el instinto de conservación determina sus actitudes. Entre éstos se hallan los que no pertenecen ni a uno ni a otro grupo, y constituyen campo fértil para la propaganda de los capitalistas egoístas o de los humanitarios altruistas.

Seria de valor agregar que además del pensamiento egoísta y los móviles separatistas que caracterizan al sistema capitalista, existen también los comerciantes, como el almacenero, el plomero, el tendero, que explotan a sus empleados y engañan a sus clientes. Tenemos que luchar contra el espíritu universal egoísta y el ansia de poder. La guerra ha sido una depuración, ha abierto los ojos a los hombres en todas partes y les ha hecho ver la causa que subyace en la guerra -el malestar económico resultante de la explotación de los recursos del planeta por un grupo internacional de hombres egoístas y ambiciosos. Pero hoy tenemos la oportunidad de cambiar las cosas.

El Trabajo
Veamos ahora el grupo opuesto: el trabajo.
Un poderoso grupo representa el sistema capitalista nacional e internacional, y hay otro grupo igualmente poderoso, el de los Sindicatos Obreros y sus dirigentes, que se enfrentan el uno al otro en la actualidad. Ambos grupos son también de alcance nacional e internacional. Falta saber cuál de los dos predominará con el tiempo y eventualmente dominará el planeta, o si surgirá un tercer grupo formado por idealistas prácticos, que se haga cargo de la situación. El interés de los servidores espirituales del mundo actualmente no está de parte del capitalismo ni del trabajo, tal como ahora actúa, está simplemente de parte de la humanidad.

Si nos atenemos a la historia de miles de años, los ricos terratenientes, los jefes institucionales de tribus, los señores feudales, los dueños de esclavos, los mercaderes o ejecutivos han ejercido el poder, explotado al pobre y buscado la máxima producción a un costo mínimo. Esto no es
nada nuevo...

Se desarrolló entonces el espíritu revolucionario entre las masas extenuadas que, con sus esfuerzos, contribuyeron a la riqueza de las clases acaudaladas.

Se acrecentó el reconocimiento del principio espiritual de la Libertad y se exigió que se expresara en forma práctica. La situación mundial estaba orientada en la misma dirección. Se hicieron posibles movimientos de todo tipo que simbolizaron el crecimiento y la demanda de la libertad. También aumentaron los recursos para facilitar la educación; esto ha traído las demandas de las clases trabajadoras para mejores condiciones de vida, salarios más elevados y más horas de descanso. Los patrones han luchado constantemente contra ello; se han organizado para defenderse de las demandas de las masas que están despertando, y han precipitado una condición que forzó a los trabajadores a entrar en acción.

Oportunamente vino a la existencia el movimiento de la Unión de los Obreros con sus formidables armas: la huelga y la educación para lograr la libertad. Muchos descubrieron que la unión hace la fuerza y que unidos podían desafiar a los patrones, y obtener de los capitalistas salarios decentes, mejores condiciones de vida y más horas de descanso, derechos inalienables de todo hombre. El hecho de un constante acrecentamiento del poder de los trabajadores y el de su fuerza internacional, son muy bien conocidos y constituyen el primordial interés moderno.

Entre los dirigentes de tales uniones de trabajadores surgieron individuos poderosos. Algunos patrones que se interesaban sinceramente por sus obreros ayudaron a tales individuos. Fueron una minoría relativamente pequeña y sirvieron para debilitar la confianza y el poder de la mayoría. La lucha de los trabajadores aún continúa; constantemente obtienen mejoras; demandan menos horas de trabajo y mejor salario, y cuando les son negados apelan al derecho de huelga. La huelga, tan benéfica y útil en los primeros días del surgimiento del movimiento obrero al poder, se está convirtiendo ahora en una tiranía en manos de individuos sin escrúpulos, que persiguen su propio interés. Los dirigentes obreros son hoy tan poderosos que algunos se han convertido en dictadores y explotan a la masa de trabajadores, a quienes antes sirvieron. El movimiento obrero se está enriqueciendo excesivamente y las grandes organizaciones nacionales, en todas partes, han acumulado incontables millones. El movimiento obrero es ahora capitalista.

Los trabajadores y los gremios obreros han hecho un trabajo noble. El trabajo ha sido elevado al lugar que le corresponde en la vida de las naciones y se ha hecho resaltar la dignidad esencial del hombre. La humanidad se está fusionando rápidamente en una gran corporación bajo la ley de la Oferta y la Demanda, algo que debe tenerse en cuenta. El destino de la raza y el poder de tomar decisiones nacionales e internacionales que afectan a toda la humanidad, pasa a manos de las masas, la clase trabajadora y el hombre de la calle. La fundación de las uniones obreras fue, en realidad, un gran movimiento espiritual que condujo al resurgimiento del espíritu divino en el hombre y a expresar las cualidades espirituales inherentes a la raza.

Sin embargo, no todo anda bien en el movimiento obrero. En consecuencia cabe preguntarse si no sería urgente y necesaria una drástica limpieza. Con el advenimiento de gobiernos obreros en ciertos países, con el desarrollo de la democracia y la demanda de la libertad, con el surgimiento del régimen proletario en la Unión Soviética, y los niveles culturales más elevados de la raza, es posible que se puedan utilizar métodos diferentes y mejores para consolidar las cuatro libertades y asegurar las correctas relaciones humanas. Si se ha llegado a la convicción de que deben existir correctas relaciones humanas entre las naciones, es evidente que tales relaciones deberán existir también entre el capital y el trabajo (compuestos ambos de seres humanos) y entre las organizaciones obreras en conflicto. El trabajo es hoy una dictadura que utiliza la amenaza, el temor y la fuerza, para conseguir sus fines. Muchos de sus dirigentes son hombres poderosos y ambiciosos, con profundo amor al dinero y están determinados a ejercer el poder. Prevalecen aún viviendas insalubres, bajos salarios y condiciones malsanas en todas partes, y en todos los casos no es culpa de los empleadores...

El camino hacia adelante
Surgen ciertos interrogantes. Sí la humanidad los responde resolverá sus problemas, si éstos no son resueltos la raza puede llegar a su fin...

¿Qué forma de vida, en la Nueva Era, será esencial para el hombre? ¿Tendremos una civilización puramente materialista o una orientación espiritual mundial?
¿Qué debe hacerse para evitar que los intereses capitalistas movilicen nuevamente la explotación del mundo?
¿Qué existe realmente en el núcleo de las modernas dificultades materialistas?
Esta última pregunta puede responderse con las bien conocidas palabras: “El amor al dinero es la raíz de todo mal”. Esto nos lleva a la debilidad fundamental de la humanidad, el deseo. El dinero es su resultado y su símbolo.

Este deseo es la causa subyacente en el simple proceso de trueque e intercambio (como lo practicaban los primitivos salvajes) y en la complicada y formidable estructura financiera y económica del mundo moderno. Exige la satisfacción de la necesidad, del deseo de objetos, posesiones y comodidad material, de la adquisición o acumulación de cosas, poder y supremacía que sólo el dinero puede dar. Este deseo controla y domina el pensamiento humano y es la tónica de nuestra civilización moderna; es también el pulpo que lentamente sofoca la vida, el esfuerzo y la decencia humana; es la "piedra de molino" pendiente del cuello de la humanidad.

Competir con otros hombres por la supremacía y poseerla, ha sido el principio fundamental del ser humano común -un hombre contra otro, un propietario contra otro, un negocio contra otro, una organización contra otra, un partido contra otro, una nación contra otra, el trabajo contra el capital-, reconociéndose hoy que el problema de la paz y la felicidad está relacionado principalmente con los recursos del mundo y con la propiedad de tales recursos.

Las palabras que predominan en nuestros periódicos, en la radio y en los debates, relacionadas con la estructura financiera de la economía humana son: interés bancario, salarios, deuda nacional (deuda externa), reparaciones, cárteles y consorcios, finanzas, impuestos -palabras que controlan nuestros planes, despiertan nuestra envidia, alimentan nuestro odio y antipatía hacia otras naciones y arrojan a unos contra otros. El amor al dinero es la raíz de todo mal.

Existe, sin embargo, un gran número de personas cuyas vidas no están dominadas por el amor al dinero y que pueden normalmente pensar en términos de valores más elevados. Son la esperanza del futuro, pero están individualmente prisioneros en el sistema, que espiritualmente debe desaparecer. Aunque no aman el dinero, lo necesitan y deben poseerlo; los tentáculos del mundo comercial les envuelve; deben trabajar y ganar lo necesario para vivir; la obra que quieren realizar en bien de la humanidad no se puede llevar a cabo sin fondos; las iglesias son materialistas en su modo de actuar, y después de haber cubierto los gastos en la organización de su trabajo- poco queda para el trabajo del Cristo y el sencillo vivir espiritual. La tarea que enfrentan hoy los hombres y mujeres de buena voluntad de todas partes parece demasiado pesada y los problemas a resolver son casi insolubles. Dichas personas se formulan las siguientes preguntas: ¿Podrá terminar el conflicto entre el capital y el trabajo, y con ello renacer un mundo nuevo? ¿Cambiarán las condiciones de vida tan radicalmente que las correctas relaciones humanas puedan ser establecidas en forma permanente?

Estas relaciones pueden establecerse, por las siguientes razones:
1. La humanidad ha sufrido tan terriblemente durante los últimos 200 años, que tal vez sea posible lograr los cambios necesarios, siempre que se den ahora los pasos adecuados, antes de que el dolor y la agonía sean olvidados y sus efectos hayan desaparecido de la conciencia del hombre. Tales pasos deben darse inmediatamente mientras los males del pasado son todavía evidentes, pues tenemos ante nuestros ojos las consecuencias de la guerra.

2. La liberación de la energía del átomo puede ser considerada como la inauguración definitiva de la Nueva Era; cambiará tan completamente nuestro modo de vivir que muchos de los proyectos formulados hasta ahora serán de carácter provisorio; ayudarán a la humanidad a hacer la gran transición del sistema materialista que hoy predomina, a otro sistema que tendrá como característica básica las correctas relaciones humanas. Este nuevo y mejor modo de vivir se implantará por dos principales razones:
a. La estrictamente espiritual de la hermandad humana, el esfuerzo colaborador y pacífico, y el constante desarrollo del principio de la conciencia crística en los corazones de los hombres. Esto podría ser considerado como una razón mística y visionaria, y sus efectos están controlando ya más de lo que se cree.
b. La del móvil francamente egoísta de la autoconservación. El descubrimiento de la liberación de la energía atómica, no sólo ha puesto en las manos humanas una poderosa fuerza que traerá inevitablemente nuevos y mejores modos de vivir, sino también una terrible arma, capaz de borrar a la familia humana de la faz de la tierra.

3. El constante y abnegado trabajo de los hombres y mujeres de buena voluntad en todos los países, trabajo no espectacular sino sólidamente fundado en correctos principios, constituyendo los principales agentes que trabajan por la paz.
Debido al descubrimiento de esta energía, el capital y el trabajo enfrentan un problema cada uno, problemas que alcanzarán un punto de crisis en los próximos años.
El dinero, la acumulación de capital y el monopolio de los recursos de la tierra para la explotación organizada, serán pronto inútiles y fútiles, siempre que tales fuentes de energía y su modo de liberarla permanezcan en manos de los representantes elegidos por el pueblo, y no sea la posesión secreta de ciertos grupos de hombres poderosos, o de determinada nación. La energía atómica pertenece a la entera humanidad. La responsabilidad de su control debe residir en manos de los hombres de buena voluntad. Tendrán que controlar su destino y procurar cumplirlo en forma constructiva en bien de los hombres de todas partes. Ninguna nación debería poseer con exclusividad la fórmula o el secreto para la liberación de la energía. Sin embargo, hasta que la humanidad no llegue a comprender bien las correctas relaciones humanas, un grupo internacional de hombres de buena voluntad -dignos de confianza y elegidos por el pueblo- deberán resguardar este potencial.

Si esta energía se aplica a obras constructivas y se mantiene resguardada en manos de hombres sensatos, el sistema capitalista está condenado a desaparecer. El mayor problema del trabajo será entonces la desocupación -palabra muy temida y que no tendrá significado alguno en la futura edad de oro. Entonces las masas enfrentarán el problema de cómo ocupar su tiempo libre, problema que cuando sea enfrentado y resuelto, liberará la energía creadora del hombre hacia canales hasta ahora no soñados...

Todo esto llevará tiempo
Todo esto llevará tiempo. El factor tiempo deberá regir más que nunca las actividades de los hombres de buena voluntad y el trabajo de aquellos cuya tarea no es sólo educar a los niños y a los jóvenes del mundo, sino también entrenar a la humanidad para establecer correctas relaciones humanas y percibir las posibilidades que tiene por delante. La nota que deberá ser emitida y la palabra que tendrá que acentuarse es: humanidad. Únicamente la fuerza de un concepto predominante puede hoy salvar al mundo de la inminente y mortal lucha económica, e impedir el resurgimiento de los viejos sistemas materialistas del pasado y el surgimiento de las viejas ideas y conceptos y poner fin al sutil control ejercido por los intereses financieros y el violento descontento de las masas. Se debe fomentar la creencia en la unidad humana.

Debemos considerar esta unidad como algo digno por lo cual se lucha y se muere, y ella debe constituir el nuevo fundamento para todas nuestras organizaciones políticas, religiosas y sociales, y ser el tema principal de nuestros sistemas educativos. Unidad humana, comprensión humana, relaciones humanas, juego limpio humano y unidad esencial de todos los hombres -son los únicos conceptos sobre los cuales construir el nuevo mundo, abolir la competencia y terminar con la explotación de un sector de la humanidad por otro, y hasta la actual injusta posesión de la riqueza de la tierra. Mientras existan extremas riqueza y pobreza, los hombres no podrán alcanzar su elevado destino.

El Reino de Dios puede aparecer en la tierra en un futuro inmediato; pero los miembros de este reino no reconocen ricos ni pobres, superiores ni inferiores, capital ni trabajo, sino únicamente los hijos de un solo Padre, y el hecho natural a la vez que espiritual, de que todos los hombres son hermanos. Aquí reside la solución del problema que estamos tratando. La Jerarquía espiritual de nuestro planeta no reconoce al capital ni al trabajo; reconoce únicamente a hombres y hermanos. Por lo tanto, la solución reside en educación y más educación, y en la adaptación de las reconocidas tendencias de la época a la visión, percibida por esas personas de mente espiritual y por quienes aman a sus semejantes.
Los Problemas de la Humanidad, pp. 75-90

La Necesidad de Compartir
El mensaje a divulgarse antes de cualquier paz futura, consiste en tres claras y prácticas verdades:
1. Que los errores y desatinos de los siglos, que culminaron con la guerra mundial, son los errores y desatinos de toda la humanidad. Reconocer esto conducirá a establecer el principio de compartir, tan necesario en el mundo actual.
2. Que no hay problemas ni condiciones que no puedan ser resueltos por la voluntad al bien. La buena voluntad nutre el espíritu de comprensión y fomenta la manifestación del principio de cooperación. Este espíritu de cooperación es el secreto de todas las correctas relaciones humanas y el enemigo de la rivalidad.
3. Que hay una relación sanguínea entre los hombres y, cuando es reconocida, derriba todas las barreras y pone fin al espíritu de separatividad y al odio. Por lo tanto, la paz y la felicidad de cada uno es la preocupación de todos. Esto desarrolla el principio de responsabilidad y sienta las bases para la recta acción cooperativa.
La Exteriorización de la Jerarquía, pág. 174

...la tónica de todo este trabajo (la del curador de la Nueva Era) será la distribución dirigida, y el centro de su atención, los canales de distribución -el entero sistema de los centros etéricos.
Les pediría encarecidamente que reflexionen con detenimiento sobre toda esta información. La nota clave de la buena salud, esotéricamente hablando, es compartir o distribuir, como también lo es para el bienestar general de la humanidad. Los males económicos del género humano se asemejan mucho a las enfermedades del individuo. Las necesidades de la vida no afluyen libremente a los puntos de distribución, los cuales están inactivos; su distribución adolece de defectos y sólo mediante una sensata y mundial comprensión del principio de compartir de la Nueva Era, se curarán los males de la humanidad; únicamente por la correcta distribución de la energía se curarán también los males del cuerpo físico del individuo. Esto es lo fundamental (diría, el principio fundamental) de toda curación espiritual. En último análisis, ello también presupone un eventual y científico reconocimiento del cuerpo etérico del planeta, y en consecuencia del hombre.
La Curación Esotérica, pp. 402-403

El Señor del Mundo, el "Anciano de los Días", está liberando nuevas energías sobre la humanidad, trasmutadas en la fragua del dolor y en la ardiente agonía actual. Dicha trasmutación traerá un nuevo poder para el sacrificio, de claudicación incluyente, una clara visión del Todo y un espíritu cooperativo, desconocido hasta ahora, que será la primera expresión de ese gran principio de compartir, tan urgentemente necesario hoy.
No hablo aquí en forma idealista ni mística; señalo una meta inmediata y posible; proporciono la clave para un proceso científico que se está llevando a cabo ante nuestros ojos y que en la actualidad se halla en un punto de crisis.
El Destino de las Naciones, pp. 72-73

Por lo tanto, podría decirse que, en realidad, lo que sucede hoy en el mundo es la transferencia de la energía del plexo solar planetario al centro cardíaco planetario. Las fuerzas de la voracidad, de la agresión, del espejismo y de la codicia, serán trasmutadas en la hoguera del dolor y la terrible agonía, y serán elevadas al centro cardíaco. Allí se transformarán en poder de sacrificarse, en dedicación incluyente, en una clara visión de la totalidad y en colaboración, que es un aspecto del principio de compartir.
Astrología Esotérica, pág. 388

Tienen la tarea de ayudar en el trabajo que la Jerarquía planea realizar; encontrar los métodos y medios por los cuales ese servicio puede ser inteligentemente prestado; descubrir cómo satisfacer la necesidad mundial (no la necesidad de su grupo); financiar la parte del trabajo que les corresponde en la Hermandad que el alma les ha asignado, y desempeñar su parte en el desarrollo de esas actitudes humanas necesarias, si queremos que exista la verdadera paz en el mundo en 1975. Si este trabajo es convenientemente realizado, puede establecerse una unidad mundial, un esfuerzo espiritual unido y una “participación" económica (compartir), que pondrá fin a toda competencia y a la injusta distribución actual de lo necesario para vivir.
La Exteriorización de la Jerarquía, pág. 271-272

El noveno grupo simiente – Los Servidores Financieros
El noveno grupo (simiente), cuyo proyecto es el servicio financiero, será uno de los más prácticos e interesantes desde el punto de vista de la situación mundial actual y de las condiciones modernas. Quizá dentro de poco tiempo comience a organizar este grupo, siempre que algunos de mis discípulos manifiesten los indicios subjetivos que busco, que involucran la correcta comprensión y la valoración espiritual del dinero. Con esto no quiero significar que quienes manifiesten tales Indicios pertenecerán a este grupo, sino que ustedes proporcionarán adecuadas condiciones que harán posible su comienzo; sin embargo, una o dos de las personas claves pueden formar parte del grupo del servicio financiero, si el plan se desarrolla como se espera e intenta.

La tarea que debe emprender este grupo es el estudio de la significación del dinero como energía dirigida y apropiada Esta dirección de la fuerza produce la concreción, y el trabajo entra entonces en el campo del esfuerzo mágico. Similar al trabajo de los otros grupos, el esfuerzo de la tarea a llevarse a cabo es de tres categorías:

1. El esfuerzo para comprender la naturaleza del prana o la energía etérica-vital, y las tres cualidades que la caracterizan son (como bien lo saben), inercia, actividad y ritmo o, de acuerdo a la terminología hindú, tamas, rajas y sattva. Cuando la riqueza mineral del mundo no se había descubierto ni utilizado, teníamos la etapa de tamas en su punto más profundo e inerte. Mucho de lo concerniente al dinero, hoy está relacionado con el karma y destino del reino mineral. Sin embargo, no es necesario ocuparnos aquí. Los procesos de la vida pránica se llevaron a cabo originalmente, por medio del trueque y el intercambio de lo que se encontraba en la superficie de la tierra y más tarde descendieron a las profundidades, llevando así a la fluidez la expresión más profunda y densa (desde el punto de vista humano) de la divinidad. No debe olvidarse esto.
Actualmente el proceso es a la inversa, y el dinero está vinculado con el producto del reino vegetal en la forma de papel moneda, respaldado por la riqueza mineral del mundo. Esta es una realidad subjetiva interesante que debe tenerse presente.

2. Un estudio de los procesos por los cuales el dinero ha sido constantemente desviado del uso personal, tanto para el bien como para el mal.
Sin embargo, no tengo la intención de escribir un tratado sobre finanzas. Sería mayormente un registro del terrible egoísmo del hombre; sólo quiero ocuparme del dinero tal como la Jerarquía ve el problema y considerarlo como una forma de energía, prostituida en este momento para fines materiales, o aspiraciones y ambiciones egoístas de servidores bien intencionados. Ellos tienen puntos de vista limitados y necesitan una visión de las posibilidades inherentes a la situación que podría desviar gran parte de la energía divina concretizada, hacia canales constructivos y "caminos de luz“.

3. Un estudio de la Ley de Oferta y Demanda, de manera que pueda estar disponible para el trabajo de los Maestros, por intermedio de los discípulos mundiales (de móvil puro, de habilidad en la acción y de probada responsabilidad), lo cual es necesario y, hermanos míos, Ellos lo necesitan imperiosamente.
El dinero ha sido desviado hacia fines totalmente materiales, aún en sus objetivos filantrópicos.
El empleo más espiritual que existe hoy en el mundo es la aplicación del dinero para propósitos educativos. Cuando se aparte al dinero de la construcción del aspecto forma y del logro exclusivo del bienestar material de la humanidad, y se lo desvíe de sus canales actuales, hacia fundamentos verdaderamente espirituales, se hará mucho bien, los fines filantrópicos y los objetivos educativos no sufrirán y se dará un paso adelante. Este momento no ha llegado todavía, pero la espiritualización del dinero y su acumulación en grandes cantidades para el trabajo de los Grandes Seres, los Discípulos del Cristo, es parte de un servicio mundial muy necesario y ahora puede hacerse un comienzo satisfactorio, pero debe ser llevado adelante con visión espiritual, correcta técnica, y verdadera comprensión, dándose por sentado que existe pureza de móvil y altruismo.
La Exteriorización de la Jerarquía, pp. 54-56

Este noveno grupo estará compuesto por Financistas y Economistas, que trabajarán con las energías y fuerzas que se expresan por medio del intercambio y los valores comerciales; se ocupará de la Ley de la Oferta y la Demanda y del gran principio de compartir que siempre rige al propósito divino. Serán los grandes trabajadores psicometristas, pues psicometrista es aquel cuya alma es sensible al alma de los demás y a la de todas las formas de vida. El principio de compartir, que debe regir en el futuro todas las relaciones económicas, es una cualidad o energía del alma, de allí su trabajo de relacionar un alma con otra. Estos trabajadores evocan también el alma del pasado, la vinculan con el presente y descubren además lo que señala el futuro.
El Discipulado en la Nueva Era, Tomo I, pp. 51-52

Miembros de otros grupos (Ley del Progreso Grupal) serán los comunicadores entre el tercer aspecto de la Deidad, que se expresa por medio del proceso creador y el mundo del pensamiento humano. Unirán o fusionarán creadoramente la vida y la forma. Sin darse cuenta ni comprenderlo logran ya concretizar la energía del deseo que, a su vez produce la concretización del dinero, que en consecuencia requiere la materialización de cosas. Su tarea es muy difícil, por eso apareció en los últimos 150 años la ciencia financiera mundial. Se ocuparán del aspecto divino del dinero, considerándolo como un medio por el cual puede llevarse a cabo el propósito divino. Manejarán el dinero como agentes por cuyo intermedio las fuerzas constructoras del universo pueden hacer el trabajo necesario; estas fuerzas constructoras (y aquí reside la clave) se ocuparán cada vez más de construir el Templo subjetivo del Señor, y de materializar lo que satisface los deseos del hombre. Esta diferencia merece ser considerada.
Psicología Esotérica, Tomo ll, pág. 157

El rol de la ciencia en la producción de la libertad económica Podría decirse aquí que tres grandes descubrimientos son inminentes, y durante las dos generaciones venideras revolucionarán el pensar y la vida modernos.
Uno ya se presiente, y es tema de experimentos e investigación: la liberación de la energía del átomo. Esto cambiará totalmente la situación económica y política del mundo, porque esta última depende principalmente de la primera. Se simplificará nuestra civilización mecánica, vendrá una era en que estaremos libres de la pesadilla del dinero (poseerlo o no), y la familia humana reconocerá universalmente su categoría como reino de enlace entre los tres reinos inferiores de la naturaleza y el quinto reino o espiritual. Se tendrá tiempo y libertad para cultivar el alma, que reemplazará nuestros métodos modernos de educación, y la significación de los poderes del alma y el desarrollo de la conciencia superhumana absorberán en todas partes la atención de educadores y estudiantes.
Tratado sobre Magia Blanca, pág. 243

Hoy nos hallamos excepcionalmente en los albores de una era económica totalmente nueva.
Esto es cada vez más evidente para las personas que piensan. Debido al triunfo de la ciencia –la liberación de la energía del átomo- no puede vaticinarse el futuro del género humano ni cuál será la civilización venidera. Los cambios inminentes son tan trascendentales que los viejos valores económicos y las conocidas normas de vida tendrán que desaparecer, y nadie sabe qué los reemplazará.
Las condiciones se alterarán básicamente, en lo que concierne al empleo del carbón y el petróleo para el alumbrado, la calefacción y el transporte, ¿quizás llegarán a ser innecesarios en el futuro estos dos recursos naturales del planeta? Las condiciones se alterarán fundamentalmente. Estos son dos ejemplos de los cambios fundamentales que el empleo de la energía atómica puede traer al futuro vivir civilizado.
Dos problemas principales pueden surgir de este descubrimiento -uno de carácter inmediato y el otro a solucionarse en el futuro. El primero atañe a esas personas cuyos grandes intereses financieros están vinculados con los productos que serán reemplazados inevitablemente por el nuevo tipo de energía, pues ellas lucharán hasta el final para impedir que otros se beneficien con las nuevas fuentes de riqueza.
El segundo creará el constante problema de liberar el poder humano de las agotadoras tareas que realiza y de las intensas jornadas para satisfacer las necesidades de la vida. Uno es el problema del capital, el otro, el del trabajo; uno es el problema del control establecido por los intereses esencialmente egoístas que han dominado durante tanto tiempo la vida de la humanidad; el otro es el problema del descanso y su empleo constructivo. Un problema concierne a la civilización y a su funcionamiento correcto en la nueva era, el otro a la cultura y al modo de emplear el tiempo libre en forma creadora.

Los Problemas de la Humanidad, pp. 71-72

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