Centro Holística Hayden

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14 de agosto de 2017

El traje

PHILEAS

Daoiz se preocupaba mucho por la opinión de los demás. Aunque no tenía mucho dinero, visitó a un sastre famoso para comprarse un traje.

Al verlo tan pobretón, el sastre le dijo: “Tengo una oferta imperdible para usted. Hace pocos días terminé un traje a medida para un rico empresario pero, ¡ay! éste falleció ayer y no se lo podré vender. ¿Quiere probárselo? Se lo venderé al costo…”

Ni lerdo ni perezoso, Daoiz se probó el traje pero enseguida se dio cuenta que no era exactamente de su medida.

– No se preocupe por ese detalle. -le animó el sastre- Sujete con su mano derecha la tela sobrante del panel frontal y verá que queda muy bien.

El joven siguió las instrucciones y también se percató de que la solapa se curvaba un poco en lugar de quedarse plana.

– ¡Pero eso no es nada, hombre! – insistió el sastre que quería deshacerse de aquel terno- Doble hacia adelante la cabeza y aplaste la solapa con la barbilla.

Santo remedio. No obstante, al probarse los pantalones, Daoiz notó que la entrepierna estaba muy justa y le apretaba un poco los testículos.

– Tampoco eso es problema. -aseguró el sastre- Tire la tela hacia abajo con la ayuda de los dedos de su mano izquierda.

¡Listo! Aun con estos detallitos, Daoiz estaba feliz por la ganga y pudo comprarse el traje de 1.500 dólares a un precio de risa.

Al día siguiente, Daoiz salió a caminar con su flamante adquisición, para que los demás pudieran verlo lucir ese magnífico traje caro.


Mientras caminaba por las calles tirando del panel frontal con una mano, pellizcando hacia abajo la tela de la entrepierna con la otra y aplastando con su barbilla la solapa, la gente lo miraba con atención y decía: “¡Mira a ese tullido! ¡Pobre infeliz! ¿quién le habrá donado ese traje tan bonito que le queda tan mal?”.

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