Centro Holística Hayden

Escuela de Autoconocimiento personal y espiritual

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A través de estas herramientas te encuentras con tu verdadero Ser...aqui estamos....esperando darte la mano.........

4 de noviembre de 2017

TRES GRANDES MOVIMIENTOS

Existen tres movimientos que van marcando nuestra evolución. La materia (la forma) en su estructura tiene el movimiento circular, El alma, (la conciencia) tiene un movimiento cíclico espiral y el espíritu tiene un movimiento de progresión a través del espacio. 

Cuando el ser humano es atrapado por el materialismo y vive su vida regido por los valores materiales el movimiento de la materia atrapa su conciencia. Se mueve en círculos, como el burro de la noria que da vueltas sin cesar en el mismo lugar, da  vueltas y vueltas por las mismas circunstancias, quién sabe con diferente apariencia, pero siempre repite el mismo drama, la misma historia. Para un electrón, dar vueltas
alrededor del átomo es fantástico, de esta manera, se sostiene la creación, pero para un ser humano es terrible, es trágico... Las mismas traiciones, los mismos rencores, las mismas guerras, las mismas pasiones....
Para que la vida en la materia sea armoniosa, hay que dejar que la tendencia a la síntesis que existe como el trasfondo de la creación, penetre la diversidad y la ordene, le dé un norte, una dirección y la coloque bajo la influencia del alma. Repetimos circunstancias pero las vivimos a otro nivel y vamos ascendiendo. Nos repetimos, pero cada vez, en una vuelta más alta de la espiral. Cuando empezamos a tener cierto contacto con la síntesis del espíritu, su energía hace que el movimiento de progresión incida en el movimiento en espiral, atrayéndolo y abriendo sus espirales.
La forma de avanzar del movimiento de repetición de la materia al cíclico espiral del alma es el Servicio porque te aparta del materialismo. “Dios es el que sirve” dijo una vez Gabriela Mistral. Lo Divino se expresa como servicio en todas sus manifestaciones. La naturaleza lo demuestra a cada instante. La luz del Sol es abundante y no hay que pagarla. Todos los días son nuevos, no hay días usados; el aire que respiramos también es gratis, el árbol no come sus frutos, los da, y si sigues en esta línea de pensamiento descubrirás que Dios, sin lugar a dudas, es El que sirve...
El triángulo del discípulo espiritual es el estudio, la meditación y el servicio. De estos tres, el servicio es fundamental porque aunque estudiemos las Escrituras, meditemos horas y horas, si no servimos a los demás, permanecemos en el mismo lugar condicionados por el movimiento de rotación, el Karma, Saturno...
Los Maestros nos dicen que sirvamos hasta olvidarnos de nosotros mismos... ¿de quién en verdad nos olvidamos? De la personalidad, que vive buscando retribución física, emocional y mental dando vueltas alrededor de su egoísmo. Cuando logramos opacar a la pequeña persona surge, de repente, la real Persona, el alma, la conciencia solar, tu verdadero ser; y todo, todo, todo se torna distinto. Porque empezamos a ver la vida con los ojos del alma, y nos conectamos con el alma de todas las cosas. Cuando, por ejemplo, miramos una rosa percibimos su alma y esa rosa se devela en mil formas, colores y aromas. Y así con todas las cosas. La creación se hace más esplendorosa. Y cuando vemos a un ser humano y a través de sus ojos percibimos su alma, todo cambia porque cuando el alma se mira a sí misma en otro ser, el amor surge natural, como un manantial.
Pregúntate constantemente: ¿a quién sirvo? Si me estoy sirviendo a mí mismo, reconozco que soy esclavo del peor tirano que el ser humano jamás encontró: su propio egoísmo.
Cuando trabajes, ofrécelo como un servicio a la sociedad, no lo hagas por dinero. El dinero vendrá, sin dudas, pero si es tu móvil, te ata a la ley de la materia y al karma. Por lo tanto:
Trabaja para servir a la sociedad
Come para alimentar a los elementales de tu cuerpo
Medita para llenar de luz el mundd
Reza en bien de todos.
No domines a nadie
Coopera en todo lo que puedas
Busca dar.
No tengas deudas con nadie.
Honra a quienes te trajeron a esta encarnación, tus padres.
Cuida a las plantas, a los animales y al reino mineral. Si contaminas entras en deuda con el planeta.
Honra a tu Maestro Espiritual practicando su enseñanza.
Cuando la ley de atracción y su movimiento cíclico espiral, que es la ley del alma, condicione mayormente tu vida, empezarán a llegar las primeras influencias de la Ley de Síntesis, la Ley del Espíritu.  Entonces te convertirás en un imán de amor, te acercarás al Espíritu que mora en ti, en progresión a través de espacio, y como el Gran Imán, el Cristo viviente, podrás decir: “Mi Padre y Yo somos Uno”.
Es mi más ferviente deseo para ti,
Carmen Santiago 

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