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21 de diciembre de 2017

TERMINAMOS ESTANDO DONDE NECESITAMOS ESTAR

Michael Berg

El Midrash nos dice que cuando Yosef fue enviado por primera vez a Egipto, citó un versículo de Salmos en el que el Rey David nos dice que lo que ocurre en el mundo fue preparado por el Creador; hay muy pocas cosas en las que realmente influye el individuo.

Por lo tanto, el Creador sabía que para la perfección no sólo de la humanidad sino de Yaakov y sus hijos, ellos tenían que ir a Egipto y vivir allí por 210 años. Así pues, el
Creador les dio forma a todas las historias que escuchamos sobre Yaakov, Yosef y sus hermanos. El amor que Yaakov tenía por Yosef no venía de Yaakov, provenía del Creador y fue infundido en Yaakov. Ni siquiera lo eligió así… el Creador le envió eso. Ocurrió lo mismo con los hermanos. Su odio por Yosef no era de ellos, también se los envió el Creador.

Sin embargo, leemos en el Zóhar y del Arí que Yaakov tuvo la culpa y también los hermanos de Yosef. Entonces, ¿por qué el Midrash nos dice algo diferente? ¿Por qué nos dice que todo lo que ocurrió debía ocurrir? Yosef sería vendido en Egipto y Yaakov terminaría en Egipto de cualquier manera. Cuando Yosef finalmente reveló su identidad ante sus hermanos, ellos se asustaron y dijeron: “Todo esto es nuestra culpa. Te enviamos allí, te odiábamos”. A lo cual Yosef respondió: “¡No! Están equivocados. Nada de esto es culpa de ustedes. Estoy aquí porque el Creador me necesitaba aquí, en un nivel físico, para darle sustento al mundo, para que el mundo no muriera en un momento de hambruna”. Si Yosef no hubiese estado allí solo todos estos años haciendo el trabajo espiritual, el mundo habría sido destruido por la hambruna y Yaakov, sus hijos y todos los israelitas no habrían podido hacer luego su trabajo espiritual.

Aún así, esto es muy confuso. ¿De quién es la culpa? ¿Es culpa de Yaakov? ¿De los hermanos? ¿Es culpa de Yosef? No. ¡El Midrash en realidad nos está diciendo que es “la culpa” del Creador! ¿Yaakov de verdad quería amar más a Yosef que a sus otros hijos? No. El Creador lo obligó a amarlo más. ¿Los hermanos querían odiar tanto a Yosef? No. El Creador hizo que lo odiaran para que esta historia se desarrollara, ya que todos ellos necesitaban estar en Egipto.

Son casi dos entendimientos opuestos de lo que está ocurriendo. Entonces, ¿cómo podemos entenderlo? Todo se reduce a un maravilloso entendimiento: estaremos donde necesitemos estar. Yosef necesitaba estar en Egipto. Yaakov y los hermanos de Yosef tenían que ir a Egipto y permanecer allí por 210 años. ¿De quién es la culpa? ¿Quién lo provocó? No fue ni Yaakov ni sus hermanos, fue la Luz. El Creador necesitaba que esto ocurriera.

Esto se aplica a todos nosotros. Cuando decimos: “Cometí un error estúpido, por eso estoy en este lío”, en realidad necesitamos separar esas dos frases. Puede que hayamos cometido un error o no. Pero si estamos en un lío es porque necesitamos estar allí. Hay cientos de caminos diferentes que nos pudieron haber llevado allí, pero al final teníamos que terminar allí. Pudo haber sido a través de lo que llamamos errores o en otro modo. Pero estamos donde necesitamos estar, por nuestra alma, nuestra corrección y por lo que necesitamos hacer en este mundo.

No significa que no cometamos errores. ¿Yaakov se equivocó? Probablemente, sí. ¿Pero es esa la causa o la razón por la que Yosef fue vendido? No. Fue porque Yosef necesitaba ser vendido y estar en Egipto. ¿Sus hermanos se equivocaron? Probablemente, sí. ¿Pero son ellos la razón por la que Yosef estaba en Egipto? No. Yosef necesitaba estar allí. ¿La esposa de Potifar cometió un error al acusar a Yosef de violación? Sí. ¿Pero fue ella la causa por la que Yosef terminó en la cárcel? No, él necesitaba estar allí. Los errores que cometemos necesitan estar separados de donde nos encontramos, porque estamos en donde necesitamos estar.

Debemos recordar que, sí, cuando cometemos un error necesitamos aprender de él y quizá debamos purificarnos de dicho error, pero no podemos pensar que nos encontramos en un lugar debido a nuestro error. Estamos en determinado lugar porque la Luz del Creador dice que lo necesitamos, por razones que a menudo no conocemos. Necesitamos estar allí, y cualquier error que cometamos o lo que nos haga la gente no influye en el lugar en donde estamos. Sólo se puede influir en cómo llegamos allí.

En el Zóhar está escrito que Yaakov debía ir a Egipto como prisionero. Debía estar encadenado y que todos sus hijos debían ir como prisioneros. Ese es un modo en el que Yaakov pudo haber terminado en Egipto. Pero como Yaakov se había purificado y era un alma elevada, no cambió dónde estaría y de todas formas terminó en Egipto. Pero no lo hizo encadenado, él fue como invitado del faraón. Había cientos de posibilidades distintas para que él llegara a Egipto, pero dado que necesitaba estar en Egipto, allí fue donde terminó.

Cuando logramos entender esto, cambia mucho la ira y el resentimiento que tenemos hacia nosotros y los demás. Cuando realmente entendemos esto, podemos comenzar a recordar que debemos separar los errores cometidos o las cosas negativas que nos han hecho del lugar en donde estamos, debido a que ese es el lugar en el que el Creador, y nuestra alma, necesita que estemos. Pudimos haber llegado de muchas maneras, pero ninguna influye realmente en el lugar en el que estamos porque es donde la Luz del Creador y nuestra alma necesitan que estemos.

Vivir este entendimiento puede cambiarnos la vida. ¿Cuántas veces decimos: “Vaya, cometí un terrible error y por eso estoy en este lío”? Pero si vivimos este entendimiento, sabemos que, sí, aunque es muy probable que haya sido un error, esa no es la razón por la que estamos en ese lío. Estamos en ese lío porque nuestra alma necesita estar allí. Yaakov necesitaba estar en Egipto. Yosef necesitaba ser vendido y estar en la cárcel. Yosef necesitaba ser el segundo al mando y Yaakov y sus otros hijos necesitaban estar en Egipto. Todos esos hechos son incambiables porque eso es lo que necesitaban para su alma. Cómo llegaron, ya sea que Yaakov, Yosef o miles de personas distintas cometieran un error, es sólo uno de los caminos que fueron preparados porque pudo haber pasado en cientos de maneras distintas.

Este entendimiento nos permite separar todo el resentimiento y la ira que tenemos con respecto a quienes creemos que nos pusieron en el lugar en el que estamos, incluso nos permite separar la ira o el resentimiento hacia nosotros mismos por habernos puesto allí. Tenemos que recordar que, como nos dice el Rey David, es casi un truco. Había cientos de maneras de llegar a un mismo lugar, pero teníamos que terminar allí.
Por consiguiente, Yosef les dice a sus hermanos que no se mortifiquen porque la verdad es que él los ama y ellos probablemente tienen que corregir algo en ellos, razón por la cual sentían odio. Pero Yosef les dice que no se les ocurra pensar que él está en Egipto por culpa de ellos. 

Les dice: “Estoy en Egipto porque el Creador me necesitaba aquí. Porque necesitaba salvar al mundo de la hambruna y necesitaba hacer el trabajo espiritual para que Yaakov y ustedes, mis hermanos, pudieran hacer su trabajo por los próximos 210 años. No estoy aquí a causa de ustedes. Estoy aquí por el Creador”.

Esta lección es para cada uno de nosotros. No importa la situación en la que nos encontremos, no es la culpa de nadie que estemos allí. Puede que algunos errores que cometimos en el camino nos llevaran allí, pero el lugar en donde terminamos es donde el Creador quiere que estemos. Y si somos capaces de entender eso, gran parte del resentimiento e ira hacia los demás, y hacia nosotros mismos, será eliminada.

En Shabat Vayigash, Yosef les dice a sus hermanos: “No piensen que estoy aquí por culpa de ustedes. Estoy aquí a causa del Creador. Miles de personas me hicieron cosas que no debían hacerme en mi camino hacia acá, pero yo iba a llegar de todos modos. Ni siquiera las cosas que ustedes o yo hemos hecho habrían cambiado el lugar en donde terminé; sólo habrían cambiado la manera en la que hubiese llegado”. Y, por supuesto, todos queremos el camino agradable, no el difícil. Pero no importa en dónde estemos, no podemos culparnos a nosotros o a los demás; sólo podemos decir: “Aquí es donde el Creador necesita que esté”.


Al entender esto, eliminamos mucha de la ira y resentimiento que tenemos hacia los demás y hacia nosotros mismos. Yosef les dice a sus hermanos que no cometan el error de pensar que los errores, propios o de los demás, nos llevan a determinada situación. El Creador nos necesitaba allí. Nuestra alma necesitaba estar allí y por eso ahí estamos. Terminamos estando en el lugar en el que el Creador nos necesitaba. Es una enseñanza y entendimiento que, si lo practicamos, puede absoluta y completamente cambiarnos la vida.

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